Al anochecer se abren
todas las ventanas y puertas de las casas y en cada una de ellas
se realiza un ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o
una vela, repitiendo el mismo mantra, para que Lakshmí entre
para el resto del año. También se lanzan barcos de papel o
lamparillas encendidas a los ríos sagrados, cuanto más lejos
vayan, mayor será la felicidad en el año venidero y se elaboran
unos diseños llamados
manorā,
que son unos dibujos hechos en las paredes y que se adornan
durante el festival. A la salida del sol es de ritual lavarse la
cabeza, lo que tiene el mismo mérito que bañarse en el sagrado
río Gangā (el Ganges).
El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del hombre de avanzar hacia la luz de la Verdad desde la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria del dharma (la religión) sobre adharma (irreligión).